martes, 12 de julio de 2016

El Estado Islámico: la banda terrorista más poderosa de la historia

Acontecimientos como el 11 de septiembre, la guerra de Irak o la guerra civil en Siria han forjado la creación del grupo terrorista más terrible y poderoso de la historia.

El 5 de febrero de 2003, Colin Powell, ex militar y secretario de estado de una nación aterrorizada por la tragedia del 11 de septiembre,  habló ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y se pronunció posteriormente ante las cámaras. Sus palabras cambiarían el mundo islámico para siempre.

La presunta relación entre Abu Musab al-Zarqawi y Sadam Hussein 

Durante 75 minutos, frente a decenas de periodistas, Powell presentó presuntas evidencias de la presencia de armas de destrucción masiva. Pero no solo eso; aseguró que existía una estrecha relación entre Sadam Hussein y Al-Qaeda. Para probarlo, mostró fotografías de terroristas escondidos en las montañas del nordeste de Irak, con la connivencia del dictador. Powell destacó al líder local de Al Qaeda: Abu Musab al-Zarqawi. "Iraq, hoy, acoge una red de terroristas encabezada por Abu Musab al-Zarqawi, uno de los lugartenientes de Al Qaeda y colaborador de Bin Laden.". Aseguraba Powell.

Sadam Hussein: "hijo" del nacionalismo árabe 

Semanas antes de las declaraciones de Powell, tanto él, como el presidente Bush se reunieron con expertos en terrorismo de la CIA para recabar información sobre la organización de Al-Zarqawi: sus escondites, financiación, las evidencias de sus relaciones con Bin Laden... Sin embargo, no pudieron corroborar la relación de Sadam Hussein con el terrorista, ni siquiera una muestra de apoyo en público o en privado. Los analistas tenían bastantes dudas al respecto, ya que el dictador era "hijo" del nacionalismo árabe secular y se oponía a cualquier relación entre religión y el estado. Además, la región donde se escondía Al-Zarqawi quedaba fuera del control de Sadam Hussein.

La errada orden de Bush 

Antes del pronunciamiento ante la prensa de Powell, cuando Al-Zarqawi aún no desconfiaba de la presencia cercana de agentes de la CIA, éstos solicitaron autorización para apresar a los terroristas y a su líder, pero la orden de Bush fue negativa. El presidente solo quería tener argumentos para invadir todo el país y apresar a Sadam. El escondrijo del terrorista en territorio iraquí era una prueba perfecta para relacionar al dictador con el terrorista y tener un argumento de peso para invadir Irak y detener a ambos. Cuando la CIA - una vez invadido el país - penetró en el escondrijo de Al-Zarqawi, él ya estaba lejos de allí.

La nueva estrella de Al Qaeda 

Bush, sin duda, lanzó al terrorista al estrellato: "Un discurso en la Casa Blanca convirtió a un yihadista desconocido, en una celebridad internacional e ídolo del mundo islámico al decidir usarlo como excusa para abrir un nuevo frente en la guerra contra el terrorismo. La Casa Blanca elevó a los altares al terrorista y comenzó a ser adorado por los extremistas islámicos" afirmó Joby Warrick, en su libro "Black Flags; the rise of ISIS"- 

Invasión de Afganistán 

El odio de Al-Zarqawi por los norteamericanos se acrecentó en el 2001, cuando el ejército de Bush invadió Afganistán. El terrorista, fervoroso islamista, ya había estado en el país diez años antes; y fue allí, con la influencia de pensadores como el palestino Abdullah Azzam y su llamada a expulsar a otros invasores - los soviéticos -, donde comenzó a forjarse su fanatismo.

La huida de Al Zarqawi 

Al-Zarqawi bebió durante años de las palabras de Azzam y de otros pensadores, que aseguraban que los musulmanes de cualquier parte del mundo tenían la obligación moral de expulsar a los ejércitos invasores de las tierras donde habitan los musulmanes. Al-Zarqawi tuvo que salir de Afganistán para evitar ser apresado o asesinado por las tropas norteamericanas y huyó a las montañas del nordeste de Iraq.

La reconstrucción del califato 

Zarqawi, en el 2001, se marchó a Iraq con un delirante sueño en la cabeza: reconstruir el califato - un sistema de gobierno islámico instaurado por los seguidores de Mahoma, tras su muerte en el año 633-. La idea principal de esta forma de gobierno era la elección de un soberano (califa) para que aplicará la ley islámica y actuase, no solo como gobernante, sino también como líder espiritual de todos los musulmanes del mundo.

El incipiente Estado Islámico 

A este respecto, Al-Zarqawi y Bin Laden, estaban de acuerdo en algunos puntos pero para este último, la idea del califato era algo distante y complicada para Bin Laden. Todo lo contrario que para Al-Zarqawi: para él, el califato era sobre todo una solución, por supuesto, siempre liderado por un sunita. Y también una solución inmediata: con Iraq inmerso en el caos a causa de la invasión norteamericana, no había duda de que aquel contexto era el mejor punto de partida para el incipiente califato.

Atentado en la embajada de Jordania y en Naciones Unidas 

Si expulsar a los extranjeros de tierras musulmanas era una obligación, Zarqawi no se demoró en cumplir este precepto. Para ello, pocos meses después de la entrada norteamericana y de sus aliados en Iraq, fue responsable de la explosión de un coche bomba frente a la embajada de Jordania (país aliado de USA) y otro junto a la sede de Naciones Unidas en Bagdad que mató a un diplomático brasileño, Sergio Vieira de Melo.

Una guerra civil 

Pero atacar a los occidentales no bastaba. Había que crear un estado de guerra civil, algo fácil en un país invadido y dividido por el sectarismo religioso. Para ello, planeó y ejecutó un ataque a una mezquita chiíta, asesinando al líder religioso, Mohamed Baqr Hakim. Llenos de deseos de venganza, los chiítas salieron a la "caza" del sunita lo que provocó que el país se sumiera en el caos. La población se fue dando cuenta que la seguridad en Irak era muchísimo peor que en la época de Sadam Hussein lo que acrecentó la ira contra los americanos. 

Ausencia de gobierno en Irak 

La respuesta chiíta no se hizo esperar, y poco a poco, miles de sunitas se lanzaron en brazos de los seguidores de Al Zarqawi ante la creciente inseguridad y la ausencia total de fuerzas gubernamentales en muchas áreas del país. Poco a poco, la idea del califato de Al Zarqawi iba tomando forma cuando las agresiones de chiítas a sunitas aumentaron un 200%.

Musulmanes contra musulmanes 

Esta estrategia "chocó" hasta a los propios dirigentes de Al-Qaeda. Eran ataques contra otros musulmanes en muchas ocasiones, e incluso les parecía excesiva la política de terror contra occidente mostrando decapitaciones y crueles asesinatos -incluido de bebes -  en sus vídeos. Pero a Zarqawi las dudas de Al Qaeda no le importaban: tenía fama, fuentes de ingresos (petroleo, armas de contrabando y secuestros) y cada vez más soldados. 

La muerte de Al Zarqawi 

Sin embargo, tanto terror y derramamiento de sangre provocó en muchos sunitas un sentimiento de culpabilidad y hastío, lo que provocó que la población civil sunita y algunos soldados de Al Zarqawi capturados comenzaran a proporcionar información a los americanos. 

Es por ello, que en junio de 2006, con ayuda de drones y de agentes jordanos, la CIA encuentra el escondrijo de Al Zarqawi donde se reunía con otros miembros de Al Qaeda. Todos morirían en un ataque aéreo, pero el sueño del califato y las tácticas de Al Zarqawi perdurarían entre sus seguidores. 

El nacimiento del ISIS 

Uno de esos seguidores y además viejo conocido del ejercito norteamericano, era Abu Bakr al-Baghdadi, doctor en Ciencias Islámicas, que ya había pasado una corta temporada en una cárcel iraquí durante 2004, por supuesta colaboración con terroristas. Cuando estuvo en prisión, los soldados americanos le utilizaban como "solucionador de problemas", es decir, si había un  conflicto entre los presos, Abu Bakr, se encargaba de mediar entre ellos. Fue puesto en libertad al decretar que era inofensivo. 

Abu Bakr, el nuevo califa

Ya en la calle, Abu Bakr ingresó en el grupo de Al Zarqawi y tras su muerte, pasó a desempeñar un papel importante en el Consejo, el cual, reunía a varios grupos extremistas. Fue escalando posiciones hasta alcanzar el mando supremo tras la conquista de Mosul en 2014 y declarando el establecimiento del califato islámico.  Al-Baghdadi se convirtió en califa y se autoproclamó líder de todos los musulmanes del mundo. A partir de ese momento la Al Qaeda iraquí pasó a autodenominarse Estado Islámico de Irak y Siria - ISIS, en inglés y DAESH en árabe-.

El Estado Islámico controlaba, además, Alepo, la ciudad más grande de Siria, con lo que alcanzó el poder en dos grandes e influyentes áreas situadas en países diferentes: Siria e Irak. Esto significó un hecho muy importante que no sucedía desde el fin de la  1ª Guerra Mundial: el fin de las fronteras territoriales establecidas tras la primera gran guerra y la vuelta al califato sin fronteras soñado. 

La Guerra Civil en Siria 

El califa siguió a rajatabla las enseñanzas de Al Zarqawi, y cuando estalló la guerra civil en Siria en 2011, actuó de forma similar a su antecesor: extendió el caos por todo el país ante la debilidad de Bashar Al-Assad. 

Todo comenzó con las protestas pidiendo la deposición de Assad durante la llamada Primavera Árabe. El gobierno sirio respondió violentamente, matando y encarcelando a miles de rebeldes. El mayor de los miedos de Assad era perder el poder ante la mayoría sunita y reprimió con dureza cualquier forma de protesta lo que provocó gran indignación. 

Ante la crítica unánime a nivel mundial, Assad elaboró una estrategia para evitar represalias del exterior: llamar a todos los rebeldes terroristas, y liberar a varios miembros de Al Qaeda - bajo la falsa promesa de liberar, en verdad, a los presos políticos presos durante las protestas-. 

El control de Alepo 

El gobierno, además, cerró los ojos ante la entrada de terroristas llegados de Irak y armados hasta los dientes. La idea de Assad era simple: dejar que los terroristas acaben con los rebeldes - algo que, de hecho, sucedió en parte - y ganar así apoyo internacional; pero la idea se le fue de las manos cuando los terroristas tomaron una área muy importante del país, incluida la ciudad de Alepo.

La Guerra Santa 

Los discípulos de Al Zarqawi vieron en Siria la oportunidad de darse a conocer a nivel global. Justamente es aquel país donde se asienta el distrito de Dabiq, que según un dicho (hadith) atribuido a Mahoma, la lucha entre cristianos y musulmanes al final de los tiempos sucederá en aquella pequeña comunidad rural de la ciudad de Alepo. 

Siete millones de personas bajo el yugo del Estado Islámico 

Así, con un terreno fértil a su disposición de más de 150.000 Km2, Abu Bakr, instauró el califato, reclutó nuevos soldados, y dominó bajo la ley islámica a más de 7 millones de personas. Publican, incluso, su propia revista, Dabiq, donde se vanaglorian de sus actos (la edición de diciembre de 2015 destacaban los atentados de París con fotos de las víctimas) y repasan las enseñanzas de Mahoma. La revista está íntegramente en inglés con la finalidad de atraer a sus filas reclutas de todo el mundo. 

Propaganda 

Periódicamente, el Estado Islámico también publica vídeos, entrenamientos de sus soldados e imágenes de batallas  como hacía Al Zarqawi, para mostrar así la fuerza militar del califato. Estos vídeos son difundidos por la redes sociales, lugar donde han sido capaces de captar a personas de todo el mundo hasta llegar a la cifra 30.000 soldados y miles de colaboradores. 

Reclutamiento

Esta propaganda funciona a la perfección, ya que es capaz de captar igualmente a aventureros como a integristas religiosos que pasan a obedecer ciegamente las órdenes de sus líderes. La propia guerra refuerza ese componente religioso y la situación bélica fomenta que los mensajes religiosos se expandan velozmente, incluso entre aquellos menos creyentes. 

Por supuesto, uno de las factores más importantes para el éxito en el reclutamiento es el salario y el pertenecer a un grupo ( si en las ciudades europeas natales - generalmente ciudades ricas - estos jóvenes musulmanes son tratados como ciudadanos de segunda; en las naciones dominadas por el Estado Islámico son tratados como hombres poderosos, temidos y respetados.) 

Entrenamiento 

Los campos de entrenamiento para los reclutas no son tan duros como quieren hacer creer en sus vídeos propagandísticos. El curso comienza con 15 días de adoctrinamiento religioso y un examen psicológico, quizás para separar a los más débiles de los verdaderos guerreros. Los siguientes 45 días, los reclutas se instruirán en el manejo de las armas y en tácticas de guerra. La "graduación" de un nuevo terrorista podía durar dos semanas o un año entero - depende del grado de conocimiento e instrucción del recluta-.

La seguridad en el califato 

Una cosa que Abu Bakr realizó a la perfección fue conseguir el apoyo de la población. En la ciudad de Minjib, por ejemplo, el Estado Islámico fue casi como una salvación para sus habitantes. Dominada por los rebeldes desde 2012 era un símbolo de las revueltas contra Assad. Sin embargo la inseguridad era grande: saqueos, asesinatos, secuestros.. Al año siguiente con la llegada del EI la situación se calmó: confiscaron las armas de fuego e impusieron la sharia. Los índices de delincuencia cayeron de forma drástica y consiguieron reparar algunos servicios básicos destruidos durante la guerra como la red de saneamiento y la distribución de alimentos. 

La financiación: los impuestos y el petróleo

No hay que olvidar su política económica del califato: los impuestos sobre la electricidad, radio y telefonía móvil son cobrados por el estado, que también recibe "donativos obligatorios" ( todo trabajador tiene la obligación de dar al EI una pequeña parte de sus ingresos. Los cristianos, además, tienen un impuesto extra: la "jizya", que consiste en un pago anual de 2 a 4 gramos de oro.

Obviamente, los impuestos sobre la población no son suficientes para sufragar al grupo terrorista más poderoso del mundo. Y es que, la ciudad iraquí de Mosul, por ejemplo, está sobre un enorme campo de petróleo y miles de barriles de oro negro cruzan la frontera ilegalmente con Turquía donde se vende clandestinamente para ser mezclado posteriormente con petróleo de origen legal. Sin duda, un "blanqueo de petroleo" en toda regla y una brutal fuente de ingresos. Los servicios de inteligencia jordanos y de Irak aseguran  que el Estado Islámico obtiene unos ingresos de 50 millones de dólares al mes.

Medidas económicas

Con esta cantidad de dinero, los terroristas pueden darse el lujo de eliminar la economía de mercado, congelar precios y limitar beneficios. Medidas consideradas como populistas en otros países y que en aquella zona del mundo es una interpretación de la sharia, que prohíbe, por ejemplo, los préstamos sin intereses. 

La justicia islámica 

Pero no solo la economía es la gran víctima de la sharia. El Estado Islámico aplica la justicia con métodos medievales. Cuando alguien es condenado por un delito - se incluye como delito, ser homosexual, cortarse la barba o llevar el reloj en la muñeca incorrecta - los terroristas matan y descuartizan al condenado para dar ejemplo al resto. 

La esclavitud 

Asimismo, acciones que en cualquier sociedad serían un grave delito, allí son totalmente legales. El ejemplo más ultrajante es la esclavitud sexual. De acuerdo con hadith , el apocalipsis que tanto ansían - se liberará la gran batalla contra los cristianos y alcanzarán su cielo particular -, llegará cuando "entre tinieblas la esclava dé luz a su maestro". La abolición de la esclavitud, por tanto, haría que la profecía no se hiciera realidad. 

La destrucción de Palmira 

Otra interpretación de la tradición islámica por parte del EI apela a la destrucción por Mahoma de los ídolos paganos de la Meca. Esto explica los destrozos en el grandioso emplazamiento arqueológico de Palmira, ciudad creada por los árabes preislámicos durante el siglo I, donde el EI, destrozó una gran parte durante 2015.

El Apocalipsis islámico  

Una parte esencial de la doctrina del Estado Islámico es la "gran profecía": aquella batalla profetizada por Mahoma en Dabiq entre las fuerzas del Islam y las de Roma que dará lugar al apocalipsis musulmán. Para el Estado Islámico, Occidente, sería Roma y ellos las fuerzas del Islam. 

Un detalle curioso, repetido en multitud de ocasiones por el Estado Islámico, es la llegada de Cristo hecho carne para mostrar a los cristianos su grave error al adorarlo y creer que es el mismo Dios - una gran herejía, según Mahoma - y será el mismo Jesús quien liderará los ejércitos del Islam a la conquista de todo el planeta. 

La Guerra contra el ISIS 

Sin embargo, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, no parece interesado en hacer que se cumpla esta profecía: no desea un enfrentamiento directo y se ha limitado a bombardear emplazamientos de Siria e Irak y ayudar a los rebeldes (los que quieren derrocar a Assad y expulsar al Estado Islámico) con arnas. Sin embargo, muchos de estos rebeldes sucumben a diario a la tentación de entrar en el EI, que ofrece muy buenos salarios y protección del grupo solamente con jurar fidelidad al califa.

Francia, Dinamarca, Reino Unido, Australia, Canadá y Holanda, también bombardean territorios del Estado Islámico dentro de la coalición formada con los americanos. Por su parte, Rusia, Turquía e Irán lanzaron también algunos misiles en el denominado califato y disponen de una pequeña presencia, casi testimonial, de unidades terrestres en las zonas de conflicto.  

El fin del califato islámico
  
El fin de esta guerra es incierto. Es posible vencer al EI, pero parece difícil un final a corto plazo destruyendo solo sus escondrijos y campos de entrenamiento. Su final más bien tiene que ver con su origen (gobiernos represivos, guerras sectarias.. ), los cuales, aun perviven en oriente medio, una zona con profundas "disfunciones" en sus sociedades. Si no se toman medidas con políticas efectivas e innovadoras y a largo plazo, la situación difícilmente va a mejorar.

La historia también está demostrando que Abu Bakr sustituyó a Al Zarqawi, que, a su vez ocupó el lugar de Bin Laden. El discípulo es más violento que el propio maestro; es decir, que lidere quien lidere el EI, nada impide que la barbarie continúe en aumento. 

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