lunes, 21 de agosto de 2017

El Misterio de Roanoke: la primer colonia inglesa en Norteamérica

El misterio de lo que aconteció en Roanoke continúa siendo una incógnita para los historiadores casi 500 años después. La desaparición sin dejar rastro de la primera colonia inglesa en el Nuevo Mundo es uno de los misterios más fascinantes de la historia. 

La fundación de Roanoke está muy bien documentada históricamente. En 1584, el aventurero británico Sir Walter Raleigh (1552 -1618) obtuvo una concesión territorial de la reina británica Elizabeth I (1533-1603) para establecer el primer asentamiento británico e iniciar el proceso de colonización de las tierras del Nuevo Mundo.



Las primeras expediciones 


En 1585, Raleigh envió varios navíos compuestos por soldados veteranos y liderados por Sir Richard Grenville, un experimentado comandante y temido corsario, como primer paso para encontrar un lugar apropiado. Para ello, envió  a los exploradores Philip Amadas y Arthur Barlowe, los cuales escogieron las Outer Banks, una franja de islas que forman una barrera natural a lo largo del litoral de Carolina del Norte.

Barlowe retornó a Inglaterra llevando a dos indígenas consigo, Manteo y Wanchese, los cuales, describieron a la perfección a los delegados del gobierno de su majestad, tanto su hábitat geográfico como su modo de vida y su organización social y política.

Los primeros contactos con los indios 

Aquel lugar era un emplazamiento estratégico para la defensa contra posibles ataques de los españoles que no permitían que ninguna potencia europea se instalara cerca de sus dominios americanos. El área, con abundante agua, buena climatología y poblada por ocho tribus de nativos, entre los que destacaban los Secotans y lo Croatans, ofrecía a los ingleses un lugar perfecto para instalarse. El contacto de los exploradores con los indígenas fue, en principio, cordial, pero los problemas se fueron sucediendo una vez comenzó la tala de árboles para la construcción de la primera fortificación.

La falta de comida, las enfermedades tropicales, la orden de Grenville que obligaba a los nativos a entregar gran parte de sus alimentos a los colonos, así como el presunto robo de una pieza de plata, llevó la situación a un grado de desesperación que desembocó en violentos y brutales saqueos a la aldea indígena de Aguscogoc.

La segunda expedición : a la conquista de América del Norte 

La segunda expedición capitaneada por Grenville, salió de Plymouth el 9 de abril de 1585, con una pequeña flota de cinco barcos: El Tiger, Red Lion, Elizabeth, Dorothy y Roebuck. Fue un viaje accidentado: el Tiger, que llevaba a bordo a Grenville, se perdió del resto de la flota a causa de un fuerte temporal frente al litoral portugués, reuniéndose con la flota meses después. Peor suerte corrió el navío Red Lion tomado por piratas sin apenas supervivientes.

Salvo el Red Lion, el resto de la flota llegó sana y salva a su destino y Grenville tomó la decisión de establecer la colonia en la parte norte de la pequeña isla de Roanoke. Allí desembarcaron 108 colonos el 17 de agosto de 1585 e inmediatamente comenzaron a construir el asentamiento y a realizar las labores de reconocimiento de los alrededores. La expedición estaba compuesta en su mayor parte por soldados veteranos con apenas mujeres y niños.

Grenville retornó a Inglaterra con la promesa de volver al año siguiente, sin embargo, no regresó. En julio de 1586, el asentamiento fue atacado por los indios, muy furiosos por el saqueo y destrucción de la aldea de Aguscogoc. Pese a la violencia del ataque, el hambre y la falta de provisiones, los exhaustos colonos consiguieron repeler el asalto.

La visita de Francis Drake 

Unos meses después, los colonos recibieron la visita del famoso corsario al servicio de su majestad británica, Sir Francis Drake (1540-1596) que hizo escala en la isla antes de partir hacia Inglaterra proveniente del Caribe. La falta de comida y elementos de primera necesidad ya hacían mella entre los colonos, y la llegada de Drake pudo considerarse un alivio ya que, al partir, se llevó a decenas colonos de regreso a Inglaterra. El primer intento de colonización había fracasado. Solo unos pocos ingleses permanecieron en las islas

Drake y su tripulación fueron los últimos europeos que vieron vivos a los escasos ingleses que quedaban allí , ya que después de esa ilustre visita, nadie más volvió a verlos.

La segunda colonia 

Transcurrido varios meses, por fin Grenville arribó junto a su tripulación en la colonia, pero su sorpresa fue mayúscula cuando comprobaron que no quedaba ni rastro de aquellos primeros colonos que permanecieron en Roanoke. El fuerte estaba en ruinas y muy probablemente la confrontación con los indios fue inevitable.

Grenville retornó a Inglaterra, y para que Raleigh no perdiera la concesión del territorio, dejó a 15 hombres en la isla. Cuando la noticia llegó a oídos de Raleigh, rápidamente se organizó otro viaje con 150 nuevos colonos, liderados esta vez  por el explorador, historiador y geógrafo John White (1540-1593) que había explorado Roanoke en expediciones anteriores, y por Simón Fernández, comandante de la flota. El objetivo era erigir una colonia y una futura ciudad en la Bahía de Chesapeake.

La llegada de John White 

El primer destino de White sería, una vez más, Roanoke, donde llegó el 22 de julio de 1587. La misión era rescatar a los hombres que Greenville había dejado antes de su partida. Sin embargo, todo era silencio. Aquellos 15 hombres también habían desaparecido sin dejar rastro.

Al contrario de lo ordenado por Raleigh, y por causas que se desconocen, el comandante Simón Fernández no permitió a los colonos volver a los navíos y partir rumbo a Chesapeake, enfrentándose a la autoridad de White que finalmente y por causas desconocidas accedió a permanecer en Roanoke.

La penosa vida en la colonia

White consiguió un acuerdo de paz con los indios Croatoans, pero otras tribus continuaban siendo hostiles a los recién llegados. La situación en la isla para los ingleses era penosa. Roanoke es un área pantanosa con frecuentes temporales; durante los meses de verano, los mosquitos infestaban la isla y la enfermedades se propagaban con facilidad entre los colonos. El infierno era lo más parecido a Roanoke para los ingleses, que comenzaron a temer por sus vidas. Fue entonces cuando White comenzó los preparativos para volver a Inglaterra y pedir ayuda.

La primera mujer inglesa nacida en los Estados Unidos

115 personas, incluida la pequeña Virginia Dare (primera mujer inglesa nacida en el Nuevo Mundo y nieta de White), dependían de los nuevos suministros y refuerzos que pudiera traer White. Sin embargo, la guerra marítima con España que pugnaba por la soberanía de los territorios americanos retrasó el retorno más de lo previsto y no desembarcó hasta el 18 de agosto de 1590.
White estaba impaciente por llegar a la isla para abrazar a su nieta que ya tendría 3 años de edad. Sin embargo, tanto el propio White,  su tripulación y los nuevos colonos que venían con él desde Inglaterra quedaron perplejos al comprobar que la colonia estaba completamente desierta. Era como si la vida se hubiera detenido de repente. No había indicios de batalla, las casas y fortificaciones estaban en pèrfecto estado y muchos objetos de uso cotidiano estaban abandonados a merced de la vegetación que iba poco a poco inundando la colonia.

Desaparecidos sin dejar rastro

Los 90 hombres, 17 mujeres y 11 niños se habían esfumado, entre ellos, la nieta de White, Virginia Dare. Era como si se los hubiera tragado la tierra.

Poco antes de partir a Inglaterra, teniendo en cuenta la hostilidad de los indios y el destino final de los anteriores e incipientes asentamientos, White había dejado instrucciones en caso de adversidad. Los colonos deberían grabar una cruz de Malta en algún árbol o muro, lo que indicaría una salida forzada de la colonia. Sin embargo, ninguna cruz fue hallada, solo una inscripción en un árbol con una palabra escrita: Croatoan.

Croatoan 

El término Croatoan llevó a pensar que los colonos habían sido llevados a la isla de Croatoan (actualmente Hatteras Island, nombre derivado de la nación indígena Hattera) pero a causa de una tempestad y el miedo de los recién llegados impidieron que una expedición saliera en su busca. White decidió preguntar a los indios Croatoan con los que mantenían buena relación pero nada sacaron en claro. Mencionaban a otra tribu también Croatan, que en realidad eran espíritus que caminaban por el bosque desde el origen de los tiempos. 

Las leyendas sobre Croatoan 

Las causas de la extraña desaparición y la enigmática palabra Croatoan dieron origen a muchas leyendas que pervivieron en el imaginario norteamericano. Algunas hablaban de espíritus malignos que pululaban por la zona. Richard Hakluyt recoge en su libro basado en las declaraciones de John White, que durante su estancia en la colonia antes de partir a Inglaterra oían "cosas": susurros, gritos, lamentos, que circulaban en medio de la oscuridad de la noche. Incluso, en ocasiones, se refugiaban todos en una habitación para que "aquello" se marchara y los dejase en paz.

Los indios hablaban de demonios de la noche que traían enfermedades y plagas. Tenían miedo de acercarse a los alrededores de la colonia, incluso ofrecían sacrificios para que se mantuviera lejos de sus poblados.

Hipótesis sobre la desaparición de los colonos 

Pese a las pesquisas, el misterio de Roanoke quedó sin respuesta para siempre. Con el tiempo, hasta la localización exacta de la colonia se perdió y el tiempo borró cualquier huella del asentamiento. Del destino de los colonos nada se supo y el misterio continua hasta nuestros días. Existen varias hipótesis pero ninguna es concluyente.

La hipótesis más aceptada por los estudiosos es la absorción de los colonos por alguna tribu local, o por la fuerza o voluntariamente; probablemente los Croatoans. Sin embargo, esta teoría tiene muchas lagunas pues es extraño que no se encontrara ninguna señal o mensaje dejado por los desaparecidos. El mensaje en el árbol era un misterio ya que se comprobó que los nativos nada tenían que ver y no se hallaba ningún inglés entre ellos. Los indios insistían en hablar de los demonios de la noche, como responsables de la desaparición

No había vestigio alguno que pudiera indicar que fué de los colonos. En la obra "The lost colony" de Frank Roy Johnson y Thomas C. Parramore, se reproduce un mapa (denominado el Mapa Zuñiga) de un tal Francis Nelson, en 1607, donde hay una anotación que informa de la presencia de cuatro hombres vestidos con ropajes ingleses similares a los de los colonos de Roanoke. Según la nota, se encontraban en Pakeriukinick, un poblado de indios iroqueses.

En el mismo libro se mencionan los rumores que circulaban por Londres, allá por el 1609, sobre ingleses viviendo bajo la tutela de un jefe indio, Gepanocan. El líder mantendría bajo su protección a cuatro hombres, una mujer y dos niños.

Un misterio sin resolver 

Recientemente, en 1998, una investigación arqueológica fue organizada por la East Carolina University. Un grupo de científicos y técnicos fueron enviados a la Isla de Roanoke o Hatter Island. Durante las excavaciones, a 80 kilómetros de distancia de donde se sospechaba la localización de la colonia, encontraron un anillo de oro con inscripciones en inglés, monedas inglesas de cobre del siglo XVI, y otros abalorios de uso cotidiano en aquel tiempo. 

Por desgracia, este hallazgo arqueológico no revela información sobre lo que sucedió con los colonos pero sí deja entrever que posiblemente no murieron en la colonia siendo su paradero una incógnita que probablemente nunca sea despejada. 

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