lunes, 28 de agosto de 2017

Sawney Bean: la historia de una familia caníbal

Alexander "Sawney" Bean nació a finales del siglo XIV en una pequeña aldea de East Lothian, a 15 kilómetros de Edimburgo (Escocia). Su fama fue tal, que incluso tiene una figura en el Museo de Cera de Londres. 

Se crió en  el campo, su padre era excavador de zanjas y pedrero para la labor agrícola. Muy pronto empezó a ayudar a su progenitor en las labores de la tierra, pero Sawney no era un chico muy trabajador y ya empezaba a dar muestra de su siniestra personalidad: era deshonesto, cruel y no aceptaba ningún tipo de autoridad. 

Una relación mortal



Cuando cumplió los 20 años empezó una relación con Black Agnes Douglass, una mujer tan cruel como el propio "Sawney" Bean. De hecho, en la comarca se sospechaba que realizaba actos de brujería, sacrificios humanos y conjuraba a los demonios. Esta mala fama de ambos les obligó a abandonar su tierra natal y recorrieron el sur de Escocia asaltando a cualquiera que se cruzase en su camino. Según afirman las leyendas sobre este personaje, fue a partir de ese viaje cuando Sawney empezó a consumir carne humana.

Los bandidos caníbales 

Como bandidos, era arriesgado aproximarse a las aldeas a comprar alimento, por lo que había que paliar el hambre de alguna forma. Agnes convenció a "Sawney" de que el canibalismo era la mejor solución y comenzaron a comer la carne de sus víctimas. Para evitar sospechas, eliminaban los restos de su "banquete" y simulaban el ataque de un animal. Poco a poco, la pareja estaba dejando de ser humana para convertirse en unos verdaderos monstruos. 

La cueva del incesto y la endogamia 

Después de viajar durante meses, llegaron a la costa South Ayrshire, en el condado de Galloway y buscaron cobijo en una cueva - hoy atracción turística - que hallaron junto a una playa, accesible durante la marea baja, cuya entrada no era visible con la pleamar. Tenía más de un kilómetro de profundidad y desde allí prosiguieron con su actividad delictiva asaltando y matando a los que se atrevían a caminar por las proximidades. Su afición por el canibalismo se intensificó, lo que les llevo a conservar los cadáveres en vinagre y sal dentro de la cueva. 

El matrimonio tuvo 8 hijos y 6 hijos que mediante el incesto y la endogamia generarían 18 nietos y 14 nietas, formando un verdadero clan totalmente salvaje alejado de cualquier atisbo de humanidad y civismo. 

Desapariciones misteriosas


Durante 25 años se instauró el terror en la zona. En todo este tiempo, el clan se dedicó a robar, matar y devorar a sus víctimas. Los asaltos se producían siempre de noche: se dividían en pequeños grupos para evitar que sus víctimas escaparan y atacaban a viajeros y vecinos de la zona. Los cuerpos se llevaban a la cueva donde se almacenaban y descuartizaban para comerlos posteriormente. Los despojos, vísceras y las cabezas que no se consumían las lanzaban al mar e iban a parar a las playas cercanas, asustando a las personas que paseaban por los arenales colindantes y llamando la atención a las autoridades locales. Se estima que más de 1000 personas desaparecieron inexplicablemente durante este periodo. 

Terror en la comarca

Los rumores y supersticiones comenzaron a surgir en la comarca y se comenzó a hablar de fieras salvajes que merodeaban  y devoraban cualquier persona que se cruzase en su camino. En algunas aldeas próximas hablaban de unos malévolos duendes asesinos, denominados "Red Caps", criaturas típicas del folclore escocés. 

Las autoridades alarmadas con el alto número de desaparecidos, organizaron varias batidas organizadas para encontrar algún culpable, incluso descubrieron la caverna donde vivía el clan pero no se adentraron en su interior al suponer que ningún ser vivo habitaría el lugar. La frustración se apoderó de la comarca y, en busca de justicia, se llegó a linchar inocentes acusados injustamente por los crímenes del clan.

Un error fatídico  

Galloway se convirtió en un paraje maldito y despoblado. Los Bean estaban confiados y pensaban que nunca iban a ser descubiertos, hasta que una noche emboscaron a un hombre y a una mujer montados a caballo. Para sorpresa del clan, el hombre iba armado con una espada y una pistola, por lo que consiguió que los caníbales huyeran no sin antes asesinar a la mujer en las proximidades, arrastrada varios metros por su caballo y devorada parcialmente allí mismo.

Un grupo mayor de personas que transitaba por el mismo camino rescató al jinete y persiguió al clan, el cual se dispersó al verse en desventaja. Los Bean se ocultaron en su cueva y, al no dar con ellos, el grupo puso rumbo hacia la ciudad para informar a las autoridades . 

El ejército del rey 

El relato de aquellas personas llegó a oídos del magistrado de Glasgow que tuvo la ocasión de examinar el cuerpo mutilado de la mujer, llegando a la conclusión que el asesinato había sido perpetrado por unos caníbales y que era muy probable que tuvieran mucho que ver con las desapariciones de los últimos años.  

El magistrado dio parte directamente al propio rey de Escocia, James VI y el monarca se presentó personalmente en Galloway, con un ejército de 400 hombres armados y una decena de perros de caza. 

A la caza de "Sawney Bean"


El rey y su ejército, junto a varios voluntarios locales, exploraron las zonas próximas y cuando estaban examinando la costa, los perros les llevaron hasta la misma entrada de la cueva guiados probablemente por el hedor de los cadáveres en descomposición. El ejército del rey penetró en la caverna y avanzaron por sus angostos pasadizos hasta que al fin llegaron a una gran estancia con decenas de miembros humanos esparcidos: piernas, brazos, manos, pies de hombres, mujeres y niños. Allí mismo encontraron también un gran botín compuesto de joyas, relojes, ropajes, calzado, etc. 

Todo el clan estaba escondido en los múltiples recovecos de la cueva sin escapatoria posible. Acorralados, los 48 miembros de la familia Bean se entregaron sin ofrecer resistencia. Presos y desorientados, fueron conducidos hasta Edimburgo donde se dictó la ejecución de todos sus miembros sin juicio o proceso alguno, ya que las autoridades dictaron que ninguno de ellos merecía misericordia ni justicia. 

Condena a muerte sin juicio 

Todos los miembros fueron ejecutados. Los hombres fueron despojados de sus extremidades y castrados cuando aún estaban vivos y conscientes, mientras que a las mujeres y niños de la familia les obligaron a ver la horripilante escena antes de ser quemados vivos. Ningún miembro mostró signos de arrepentimiento o de temor, incluso varias de las mujeres del clan escupían obscenidades y amenazas a la multitud que asistía a esta terrible ejecución. Por su parte, el patriarca del clan Alexander “Sawney” Bean, gritaba constantemente poco antes de morir: "Esto no acaba aquí, nunca va a acabar..." 
  
La historia de "Sawney" Bean es tan insólita que es difícil distinguir la realidad de la leyenda. Una parte de la historia nunca ha sido comprobada pero su fuerza y difusión en el folclore escocés e inglés, deja entrever que la narración posiblemente tiene parte de verdad. Tan popular llegó a ser, que el propio líder del clan, Alexander "Sawney" Bean, tiene su propia figura en el prestigioso museo de cera de Londres

1 comentario:

  1. El canibalismo existe en ciertas razas aborígenes del mundo. Esta escandalosa historia pudo ser una realidad. Esto forma parte de la degeneración y la perversidad de la especie humana. Realmente triste y horripilante.

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